domingo, 8 de agosto de 2010

Memorias desde Los Campos Elíseos por Abraham Rojas Vargas


...y ahora aquí, en este apacible lugar. Sí, Los Campos Elíseos me regalan su amanecer infinito, un paisaje lleno de placer y vitalidad. Mientras me acostaba a los pies de este frondoso árbol, llevaba entre mis manos un libro abierto en sus primeras paginas. En ellas, había una fotografia antigua impresa la cual, al observarla detenidamente, provocó repentinamente en mí, los recuerdos de una vida terrena que dejé hace mucho tiempo atrás. No. Quizá no debí ver aquella imagen. Quizá debí tirar el libro cuando antes. Pero no fue así. Me ensimismé y seguí observando. Contemplando. Y fue entonces que por primera vez en este Paraiso, fecundo en dichas y alegrías perpetuas, se concibió la única tristeza en toda su existencia. Una blasfemia para todo el Olimpo griego. Y ante el evidente destierro que aún yo ignoraba, dejé caer una lágrima que mojó la foto del motivo de mis recuerdos. El retrato de quien amé en vida con todos, todos mis afectos...


Abraham


(Corresponsal desde el Paraiso griego

para todo el mundo)